La llave - Obra en un acto

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Se abre el telón

 

El escenario es una floristería, en ella se encuentra una mujer de unos 25 años, cuyo nombre es Sara.

Es temprano en la mañana y el negocio apenas está abriendo.

Entra La madre de ella, una mujer de unos 50 años lleva una vincha de flores en la cabeza.

LA MADRE – (ingresando) ¡Espera! Antes que empieces...

SARA – ¡Mamá! ¿Qué haces acá? ¿Qué te pusiste en la cabeza?

LA MADRE – Bueno, nena. Soy tu madre... ¡Tanto escándalo!

SARA – Ya te dije que no podes venir a cada rato a mi lugar de trabajo

LA MADRE – Es solo un momento, te pido solo una cosita y me voy.

SARA – (Fastidiada) ¿Qué quieres ahora?

LA MADRE – La llave

SARA – ¿Qué?

LA MADRE – La llave

SARA – ¿Qué llave?

LA MADRE – ¡La llave nena! No hagas tanto escándalo que la gente llega.

SARA– ¡Ah mamá! ¡No! Discúlpame que no te dije, pero no te voy a dar más la llave.

LA MADRE – ¿Porque? ¿Qué pasó?

SARA – ¿Como que pasó? ¿Y todavía me lo preguntas?

LA MADRE – No sé de qué estás hablando.

SARA – ¡Mamaaaa! ¡Por lo que pasó el otro día! Entraste como su fuera tu casa

LA MADRE – ¡Pero es el Apartamento de mi hija!

SARA – ¡Exacto! Es mi casa mamaaa!! Tienes que avisar antes de venir. ¡Me hiciste pasar una vergüenza!

LA MADRE – Bueno, nena yo no sabía que estaba el muchacho ese. ¿Cómo se llama? ¿Mario?

SARA – No, ese es otro.

LA MADRE – ¿Marcos?

SARA – ¡Ese es mi ex, mamaaaa!

LA MADRE – ¿Marcelo?

SARA – ¡Mamaaa! Marcelo es solo mi Personal Trainer

LA MADRE – Bueno nena, yo que sé... ¡También TU! Tienes que cuidarte un poco más, no puedes andar cambiando tanto de novios

SARA – ¡Manuel no es mi novio!

LA MADRE – Ah ¿Manuel se llama? Bueno, no parece que no sea tu novio... estaban ahí haciendo esas cosas. ¡Ay, virgen santa! (Se persigna) ¡Qué espectáculo!

SARA – Bueno, tenías que avisar antes de entrar. Yo te di la llave para que la uses en caso de urgencia.

LA MADRE – ¡Y era una urgencia! Tenía que ir a juntarme a jugar canasta con las amigas y me hacía falta una cartera, linda, más moderna. No iba a ir con esta cartera que me regalaste para el día de la madre hace 3 años. ¡Un horror! Así que andaba cerca y como me estaba orinando quería pasar al baño y de paso me prestabas una cartera.

SARA – Y me la hubieras pedido.

LA MADRE – ¡Ay, pero si vos nunca estas! Así que yo entraba, te sacaba una de esas carteras que no las usas y ni cuenta te ibas a dar. Después te la devolvía por supuesto.

SARA – ¡Ay, mamá! ¡No cambias más! ¡Ves, por eso me fui de casa! Y si me fui a vivir sola es para tener mi propia vida y tomar mis propias decisiones, elegir vivir como quiero, sin que se metan.

LA MADRE – ¡Bueno, pero elige un poco mejor! Porque ese muchacho que tienes de novio...

SARA – ¡Ya te dije que Manuel no es mi novio! ¿Porque no te buscas un novio tú?

LA MADRE – Porque no me hace falta.

SARA – ¡Ahora lo entiendo tanto a papá! ¿Quieres que te presente alguien?

LA MADRE – ¡Ay no por favor! ¡Con el mal gusto que tienes para elegir, hija!

SARA – El tío de Manuel está viudo, pobre. Y desde que se le murió la mujer no pega una, se enfermó y se puso triste. Si quieres te lo presento.

LA MADRE – ¡Ay nooo por favor! Yo no quiero a nadie y menos a un viejo que le tenga que poner la chata para que haga sus necesidades. Bastante tuve con tu padre, que Dios lo tenga en la santa gloria y nunca lo devuelva. Bueno déjate de dar vueltas y dame la llave.

SARA– Ya te dije que no.

LA MADRE – ¡Ufaaa! Entonces voy a tener que ir a casa a buscar la copia que me había hecho. ¡Me vas hacer caminar, nena con este calor! ¡Qué desconsiderada con tu madre que te dio la vida! Yo solo quería aprovechar que estaba a una cuadra para refrescarme un poco antes de ir al teatro con las chicas. Pero bueno, mejor ya que vuelvo a casa me baño allá. Te dejo, nena porque veo que tienes mucha clientela. Chau, chau.

SARA – ¡Pero mamá! ¿A dónde vas con esa vincha? ¡Sácate eso de la cabeza!

LA MADRE – ¡Ah, no! A la vincha no me la toca nadie, es la última moda así que ahora me voy a comprar una con lentejuelas.

SARA – ¡No seas ridícula! Si te compras una con lentejuelas ni se te ocurra venir acá con esa vincha puesta. ¡Qué vergüenza!

LA MADRE – Ah con mis vinchas no te metas...

La madre sale cantando por lo bajo

LA MADRE – (En off) “Fuiste mi vida, fuiste mi pasión, fuiste mi sueño, mi mejor canción, todo eso fuiste, pero perdiste.”

Sara se queda desconcertada y cuando reacciona vuelve a sus tareas en la floristería.

 
Se cierra el telón


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Hermoso relato, se ve muy entretenido, te dejo mi voto y te sigo, saludos.

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